Robert Clayton es un prestigioso abogado de un importante bufete. Su vida es normal. Es una persona que se toma las cosas de una forma un tanto irónica, incluso cuando pueden ser peligrosas o algo dramáticas. Tiene un pequeño problema cuando le llega un caso referido a un mafioso ítaloamericano, Pintero, al cual intenta intimidar con una cinta de vídeo, que le da un contacto, Rachel Banks, una antigua novia, y que puede llevar a la cárcel al mafioso por su contenido. Pintero le amenaza con matarle si da la cinta a la policía. Clayton no le da demasiada importancia a la amenaza. La vida de Clayton cambiará realmente cuando, sin él saberlo, recibe una grabación en la que se ve el asesinato de un congresista en un lago, por Reynolds. Éste es un político que quiere aprobar una ley para espiar a la población y necesita la aprobación del congresista. Al no dársela, le asesina mediante un sicario. Sabish es quien graba la cinta con una cámara en la que recogía el comportamiento de las aves, y que justo recoge el asesinato. Cuando Reynolds se entera, manda ir a por él. En su huida, Sabish se cruza con Clayton en una tienda y le mete la grabación en una bolsa, sin que se dé cuenta éste. Finalmente muere. En el momento que mete la cinta en la bolsa del abogado Clayton, le involucra, ya que las cámaras de la tienda lo han recogido todo. Sin saberlo, Clayton acaba de meterse en un problema del que le será difícil salir.
Por las grabaciones de la tienda, descubren que Sabish mete algo en la bolsa de Clayton. Por ello deciden investigarle. Van a su casa con el fin de revisar las bolsas de Clayton, y se fijan en detalles, que luego les servirán para sustituir sus objetos con otros idénticos con chips. Éste no entiende nada ya que no sabe que tiene en su poder la cinta. El interés de los agentes por las bolsas le llama la atención y las revisa, pero no encuentra nada. Al no acceder al registro, Reynolds decide entrar de lleno en su vida. Manda pinchar sus teléfonos, colocar cámaras en su casa, todo con el fin de descubrir lo que sabe sobre el asesinato. Va a intentar destrozar su vida. Le echan del trabajo, su mujer recibe una información que le hace pensar que Clayton está liado aún con Rachel, su contacto, por lo que le echa de casa, le anulan las tarjetas de crédito,… De pronto se ve sumido en un infierno y no entiende nada de lo que ocurre. Habla con Rachel y le dice lo que le está ocurriendo. Le pide que le diga como contactar con Brill. Al final lo consigue, pero cuando cree haber contactado con él, alguien que le sigue y se hace pasar por Brill, intenta “secuestrarle” para Reynolds. Brill que había observado todo ya que había acudido a la cita, le salva. En un hotel le empieza a quitar todos los chips que le habían puesto en zapatos, chaqueta, pluma, teléfono móvil, etc. Clayton empieza a ver lo que ocurre ya que Brill sabe quien le sigue por la forma de trabajar. Está a punto de ser capturado, pero al final se escapa con astucia. Va a su casa para explicarle lo que pasa a su mujer y es ahí, en el garaje, cuando ve que la mujer lleva el regalo que le compró, y que su hijo probablemente le quitaría el regalo que tenía para él. Entiende que lo que Reynolds busca, puede estar ahí. Va buscar a Eric, su hijo. Le pide el juguete, y la cinta que éste lleva es la que Sobish le metió en la bolsa. Clayton descubre cuando va a ver a Rachel que ha sido asesinada por el los hombres de Reynolds e intentan inculparle del asesinato. Contacta con Brill y le explica lo que tiene y lo que ha pasado con Rachel. Brill le rechaza, pero finalmente decide ayudarle y le lleva a su refugio. Les descubren porque Clayton llama a una mujer a la que han pinchado el teléfono y escuchan la llamada. Localizan la cabina y por satélites ven la ruta que siguen hasta el refugio. En la guarida de Brill ven lo que hay en la cinta y comprenden todo. Los hombres de Reynolds llegan al refugio de Brill, y Clayton y éste huyen. Se produce una persecución y al final, el coche en que van el abogado y Brill sale ardiendo, quema la ropa del Clayton y así la cinta. Brill entonces se da por vencido, pero Clayton le convence de que siga ayudándole. Así comienzan a idear un plan para atacar a Reynolds y sus hombres. Deciden ir a por ellos.
Consiguen escuchar la conversación de un político que está a favor de la ley. Se enteran de donde se va a alojar y vana ese hotel. Le ponen cámaras y micros. El político lo descubre y lleno de ira decide buscar quien es el culpable. En las grabaciones sabe que aparece como se “lía” con una compañera. Brill idea un plan para grabar la confesión de Reynolds, pero no sale según lo previsto y les atrapan. Reynolds les pide la cinta y Clayton al no saber que hacer les dice que deben ir al restaurante del mafioso, Pintero. Allí, Reynolds baja con algunos de sus hombres y Clayton, y éste recuerda que el FBI estaba espiando el restaurante por lo que sabe que si algo pasa acudirá la policía. Una vez dentro, Clayton muy astutamente resuelve el problema liando a Pintero y Reynolds hablando sobre una cinta. Ellos creen que es la misma cinta, aunque no tienen nada que ver. Se produce un tiroteo y todos mueren menos Clayton que se refugio bajo una mesa. El FBI y la policía acuden ya que ven que sale de la furgoneta Brill disfrazado de policía y creen que es un secuestro. Cuando llegan se encuentran con todo y finalmente Brill se va y Clayton queda libre y se salva de la situación en la que se veía inmerso. La vida de éste vuelve a la normalidad.
